Carlos Fernández Gallardo, que es considerado por su entorno como un “lector voraz”, estudioso del filósofo español José Ortega y Gasset y un apasionado de la narrativa hispanoamericana, reconocía en su primer discurso al frente de la principal organización de gremios empresariales que Venezuela es una nación que se está desintegrando. Solo que en lugar de cruzarse de brazos, él propone desoír el canto de las sirenas, eludir a los cíclopes y como Odiseo regresar a Ítaca.
Explicó que urge hallar los caminos para cambiar la historia siendo inclusivo, dialoguista, y contemporizador, pero igualmente firme y decidido en que el progreso vendrá de la mano de la empresa privada y el mercado, como factores indudables del bienestar. Y aunque no espera él un salto económico espectacular, transformador, al menos confía que los acuerdos de México se conviertan en el primer paso para el cambio.
Sobre este punto, el empresario detalló su experiencia de los primeros días al frente del gremio empresarial.
-Uno de los principales esfuerzos de estos primeros días de gestión ha sido precisamente eso: tratar de animar, empujar, propiciar y, quizás en cierta medida, proteger para que se inicie el proceso de diálogo en México. Y me parece que es bastante halagüeña la situación en la que se está dando. Lo decimos por varias razones. En primer lugar, porque creo que hay un aprendizaje de las delegaciones. Todos han aprendido de los fracasos de los anteriores intentos. En segundo lugar, creo que la situación está cada día está más complicada, incluso más que cuando ocurrió el encuentro en Santo Domingo, en Barbados. La situación política está más crispada, más compleja. Y también la situación económica está mucho más agraviada. En tercer lugar, vemos que hay una coincidencia importante entre lo que está pensando la población y lo que está proponiendo la dirigencia, y eso da mucha fuerza. Hay estudios de opinión que dicen que tres de cada cuatro venezolanos quieren que, a través del diálogo y la negociación, se resuelvan los problemas de los venezolanos. Y también creo que es no menos importante que en las delegaciones hay observación internacional o gente de otros países involucrados en el esquema. Además de que ha habido declaraciones importantes, tanto de parte de la delegación de la oposición como la de Nicolás Maduro, acerca de la importancia de la reunión de México. Por supuesto que el objetivo es un acuerdo integral, pero también se van a permitir acuerdos parciales, sectoriales, puntuales, que creemos que son muy importantes porque dinamizan el mismo proceso y ayudan a generar confianza entre las partes. Todo parece indicar que hay real voluntad política de que sea exitoso.
-Se lo pregunto porque en su discurso como nuevo presidente de Fedecámaras ha dejado más que claro que no hay otra hoja ruta que la negociación.
-Esa es una convicción nuestra, institucional. Es también continuar una línea que trazamos hace dos años. Quiero recordar que para la asamblea de 2020 trajimos al Premio Nobel de la Paz (Juan Manuel Santos), y ahí el cardenal (Pietro Parolin) pronunció aquella famosa frase: “Uno negocia con quien le toca y no con quien le gusta o con quien quiere”. Después hicimos un evento en noviembre que se llamó Camino de negociación, en el que trajimos al país la experiencia de Colombia, de Irlanda del norte, y de Túnez. Después recibimos a Jorge Rodríguez con la Comisión de Paz. Y dimos de alguna manera un apoyo expreso, explícito, público y comunicacional, al tema del CNE. Nosotros insistimos en que hay que volver a la política. Creemos que el diálogo es un gran avance de la civilización. Es preferible resolver las cosas con diálogo, conversación o negociación, que de otra manera más abrupta, más violenta. Nosotros insistimos en que ese es el camino. La paz es el camino. Y el camino es la paz. No hay otra salida que sentarse a negociar, resolver el problema político, pero también pensamos que las mesas, después de haber resuelto el tema político y lograr la reinstitucionalización de las instituciones públicas del país, deben aprovechar para abordar otros temas. Y el tema económico espera por un espacio como ese para buscar articular grandes soluciones, grandes decisiones políticas, que permitan el desarrollo de esquemas y de modelos que realmente contribuyan a revertir la situación económica que tenemos.
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